«Los Santos Padres que han escrito sobre el tema del
Anticristo y de estas profecías de Daniel, sin ninguna excepción, hasta donde
yo sé –y son los Padres tanto del Este como los del Oeste, de la Iglesia Griega
y de la Iglesia Latina– todos ellos unánimemente, dicen que en el último final
del mundo, durante el reinado del Anticristo, cesará el santo sacrificio del
altar (Tomás Malvenda OP, Antichrísti libri XI, libro octavo, cap. IV, etc). En
la obra sobre el fin del mundo, adscrita a San Hipólito, después de una larga
descripción de las aflicciones de los últimos días, leemos lo siguiente: “Las
Iglesias se lamentarán con gran lamentación, porque ya no se ofrecerá más la
oblación, ni el incienso, ni culto aceptable a Dios. Los edificios sagrados de
las iglesias serán como chozas, y el precioso Cuerpo y Sangre de Cristo no se
manifestarán en estos días, la Liturgia estará extinta, cesará el canto de los
salmos, y no se oirá más la lección de las Sagradas Escrituras. Pero solo habrá
oscuridad sobre los hombres, y lamentación sobre lamentación, y dolor sobre
dolor” (Atribuido a San Hipólito, De consummatióne mundi, § 34). Luego, la
Iglesia será dispersada, conducida al desierto, y estará por un tiempo como lo
estuvo al comienzo: invisible, escondida en las catacumbas, en madrigueras, en
montañas, en lugares remotos; por un tiempo estará como si fuera barrida de la
faz de la tierra. Tal es el testimonio universal de los Padres de los primeros
siglos».
Cardenal HENRY EDWARD MANNING: The Present Crisis of the Holy See - Tested by Prophecy (La presente crisis de la Santa Sede, probada por la Profecía), conferencia IV. Londres, Burns & Lambert 1861, pág. 79.
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